

El 14 de mayo ha sido testigo de hechos que cambiaron el rumbo de la historia, desde la expansión colonial hasta las tensiones geopolíticas del siglo XX, pasando por figuras que dejaron una huella en la cultura y el poder.


En 1500, tras los primeros contactos con exploradores portugueses, Brasil pasó oficialmente al dominio de Portugal, convirtiéndose en una joya del imperio colonial lusitano. Esta posesión marcaría profundamente la identidad del país sudamericano, en idioma, religión y cultura.

Más de un siglo después, en 1643, el joven Luis XIV ascendía al trono de Francia tras la muerte de su padre. Con tan solo cuatro años, el futuro «Rey Sol» iniciaría un reinado que se extendería por más de siete décadas, símbolo del absolutismo monárquico y del esplendor francés del siglo XVII.
Avanzando al siglo XX, en un mundo agitado por guerras y reconstrucciones, el 14 de mayo de 1948, en Tel Aviv, se proclamó oficialmente el Estado de Israel, tan solo unas horas antes de que expirara el mandato británico en Palestina. La declaración, firmada por David Ben Gurión, fue seguida casi de inmediato por un conflicto armado con los países árabes vecinos. Nacía así uno de los estados más polémicos y estratégicos del escenario internacional.


Siete años más tarde, en 1955, la Unión Soviética y otros siete países comunistas respondieron a la OTAN con la firma del Pacto de Varsovia, una alianza militar que dividiría aún más al mundo en plena Guerra Fría, consolidando el bloque oriental bajo la influencia soviética.

Y en un tono más íntimo y cultural, el 14 de mayo de 1998, el mundo despidió a una leyenda del espectáculo: Frank Sinatra. El cantante y actor estadounidense, apodado «La Voz», dejó un legado musical y cinematográfico imborrable. Su voz marcó generaciones y se convirtió en símbolo del estilo clásico del siglo XX.

Cinco eventos, cinco siglos. Un solo día que encapsula los contrastes del poder, la guerra, la música y la identidad de los pueblos.